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LAS HACIENDAS

Después de la derrota Mexica, los españoles y los primeros colonizadores del territorio novo hispano, reclaman al Rey de España haber participado en el proceso de conquista y exigen una indemnización o recompensa por ello.


La solución más sencilla para la corona española fue el otorgamiento de tierras por la vía de una Real Merced.

En el valle de Texmelucan la topología, los suelos fértiles y la abundancia de agua, circunstancias que favorecen la agricultura del Valle superior del Atoyac y las laderas inferiores del Iztaccíhuatl, convierte a estas tierras en sitios privilegiados para el asentamiento de los primeros labradores españoles.

En ese tiempo, la región de Tlahuapan sólo está habitada en la zona de Santa María (Nativitas) Tetzmollocan: poco tiempo después se erige la población de San Salvador Tlalnepantla hoy el Verde que es una localidad fundada por españoles.

Entre 1521 y 1650 la altiplanicie central mexicana pierde entre el 80 y el 90% de la población indígena, lo que ocasiona que algunas comunidades desaparezcan; esto destruye la estructura política y social, tanto de los indígenas como de los aliados a los españoles.

Esta circunstancia provoca que haya facilidades para que los dueños de las haciendas obtengan más tierras.

Con la falta de productores indígenas a mediados del siglo XVIII y con el aumento de la población novohispana crecen a su vez las necesidades del abasto, entonces aparecen los peones arrendatarios, conformando las estructuras de producción en la hacienda colonial.

El historiador alemán Herbert J. Nickel (1988) en base a sus estudios en la región dice con respecto a la hacienda de la época colonial:

"Se llega a la siguiente conclusión entre la regresión demográfica y el establecimiento de la hacienda:

1.- Las superficies del cultivo y pastos se vuelven ociosas.
Consecuencia: Se facilita la adjudicación de títulos de propiedad.
Se facilita el arrendamiento y la compra ilegal.
Se facilita la usurpación.

2.- Poco control efectivo de la tierra por parte de los indios.
Consecuencia: La usurpación ilegal por parte de los españoles.

3.- Regreso de parcelas individuales a la comunidad.
Consecuencia: El manejo de dichas tierras por parte de los caciques, tales como el arrendamiento y la venta.

4.- Falta mano de obra indígena: Consecuencia: En las comunidades, abuso por parte de caciques y principales.

5.- En las haciendas, falta de mano de obra, ofrecimiento de prestaciones especiales y/o permanencia forzada por endeudamiento, o sea el peonaje.


Vestigios de la Ex Hacienda de San Nicolás Ixtlahuacan.
Foto. Max Haasmann

En base a los derechos legales impuestos por la corona española sobre el uso de tierras y agua, los terratenientes de los siglos XVII XVIII, fueron capaces de construir los sistemas característicos de las haciendas como unidades económicas y sociales.

Las haciendas en su mayoría aspiraban más a lo comercial que al auto abasto, ya que la dirección de las mismas se llevaba a cabo por los administradores, que en algunos casos eran los mismos propietarios o sus familiares, auxiliados por sus mayordomos de labranza; dentro del grupo de los llamados "sirvientes de razón" estaban los escribientes, los ayudantes del administrador, el encargado de las trojes o trojero, el encargado de la tienda de raya, y por último, los arrieros, albañiles, carboneros, herreros, guardias de campo, y probablemente los caporales, quienes a su vez se encargaban de los gañanes, vaqueros y pastores.

Por toda experiencia del surgimiento y evolución de las haciendas pasaron los habitantes de Tlahuapan, muy pronto surgieron ranchos y haciendas; algunas desaparecieron y otras se consolidaron con la llegada del Porfirismo.

De las haciendas que más información se obtuvo está la de San Francisco Apapasco del siglo XVII con apogeo en los dos siglos siguientes, San Miguel Molino cuyas fuentes la citan entre los siglos XVIII y XIX y por último el gran emporio español de la Hacienda Molino de Guadalupe surgida a finales del siglo XIX y apogeo en la primera década del XX.. La historia particular de cada hacienda es marcada en apartado especial.

Al final de la época porfiriana, las haciendas alcanzaron el nivel máximo de su dominio, por lo que se calcula que al estallido de la Revolución Mexicana el 90% de las comunidades del altiplano central ya no eran poseedoras de tierras, pues estas las concentraban las haciendas.


Panorámica de la Ex Hacienda "Molino de Guadalupe".
Foto: Lucero Haasmann


La Revolución Mexicana contribuye en gran parte a la disolución de las haciendas, pero será la Reforma Agraria que con la expropiación de tierras a favor de los agraristas dará el golpe final.
Siendo así que desaparecen las haciendas de San Francisco Apapasco (Guadalupe Zaragoza), Molino de Guadalupe (Juárez Coronaco) y San Miguel Molino (San Miguel Tianguistengo).

1 comentarios:

Anónimo dijo...

es bueno su articulo sobre las haciendas felicitaciones, les recomendaria si estos inmuebles estan regiartrados por el INAH, es importante ya que por ley son propiedad de la nacion ya que es un monumento historico.
desde Huejotzingo Puebla saludos

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Cronista de Tlahuapan | TNB